EN MI PECHO CUELGA UN HURACÁN: Reconociendo las siluetas de las voces


Por: Fernando Vargas Valencia


En mi pecho cuelga un huracán, más que la primera antología de poetas no videntes de Guayaquil, es de los más osados intentos que por estos lados de la tierra se conozcan para hacer visible lo invisible. Para ello, ha surgido desde la expresión más contundente de invocar lo otro: escuchándolo.

Como escribe David Veloz al decirnos: “reconozco las siluetas de las voces”, hay una forma de visión poética que trasciende la expresión lineal de los sentidos, por ello, esta antología nos enseña a conocernos a nosotros mismos cuando nos atrevemos a ver a través de la silueta de la voz del otro. Como sostiene uno de los poemas de Xavier González: “es mejor mirar/ con los ojos del alma/ que tener ojos/ y no mirar nada”.

El lector podrá encontrarse con una sed compartida, necesaria para estos tiempos en lo que lo líquido se espanta como un pájaro mudo. Verse reflejado en el otro, es un acto de la más profunda y radical humildad porque no existe la soledad en estos tiempos de ruidos indescifrables y necesitamos estar ciegos para revocar los gritos de quienes creen ver en nombre de nosotros.

Un poema de Juan Pino, nos recuerda esta sed del otro que trasciende nuestra mismidad: “no hablo de mis huesos ni de mi corazón, ni de mi sangre, y solamente quedas tú allá en la mar”.

El hombre que tiene sed, enceguece, y algún sentenciador atinará a decir: quien tenga manos que escriba. Y aún más: que acaricie lo escrito. Escribir no es pues una acción mecánica o colmada de las falsas lucideces de la razón.

Es un acto de entrega, como en el encuentro erótico. Quien escribe un poema revela su secreto, se desnuda. Y aquel que ha hecho de la caricia su mirada más radical lo podrá contemplar tocándolo. Estos poemas son cuerpos que nacen de la otra mirada, aquella capaz de conocer al otro acariciándolo.

Es así que un libro como este será apenas una búsqueda en medio de una falsa oscuridad, una invitación a tocarse a través del pecho colmado de huracanes que se deja revelar por el poema para cuya lectura se necesitarán siempre dos.

Libro: En mi pecho cuelga un Huracán, Primera antología de poetas no videntes de Guayaquil. Género: Poesía. Selección y prólogo: Augusto Rodríguez. Año: 2010. País: Ecuador.

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